Empanada de perdiz
Acaba de terminar la temporada de caza con reclamo y aunque no ha sido muy buena, en mi congelador han entrado unas cuantas piezas de esta joya gastronómica.
Pocos son los cazadores que son buenos en la cocina y saben como cocinar lo que acaban de cazar y la alegría que tiene después de un buen día de caza, cambia cuando llega la hora de cocinarlas y suele ser una monotonía. Pero siempre hay alguna madre o esposa dispuesta a innovar e inventar alguna receta o comida con estas patirrojas.
Esta receta la vi en un blog que la mayoría conocéis La cocinera de Betulo, tiene recetas muy ricas y originales.
Nos ha gustado mucho esta empanada y aunque es un poco elaborada, pero no difícil, ya la he hecho varias veces.
Para la masa
- 200 ml de vino blanco.
- 200 ml de aceite de oliva.
- ½ sobre de levadura royal.
- 1 cucharadita de sal.
- Harina (la que admita, aprox. 600 gr).
- 1 yema (opcional).
- 1 huevo para pintar la masa.
Para el relleno
- 2 perdices en escabeche (puede ser perdiz en escabeche, en conserva).
Precalentamos el horno a 180 ºC.
Desmigamos la perdiz, retirando piel y huesos. Si la perdiz la cocinamos nosotros, reservaremos también la cebolla, desconozco si la perdiz en conserva la lleva.
Mezclamos el vino y el aceite, incorporamos la sal, la levadura, la yema y la harina, amasamos con las manos hasta que la masa quede homogénea. La masa la podemos hacer con la yema y sin ella, se trabaja bien de las dos formas y en el sabor apenas se aprecia.
Dividimos la masa en dos partes, estiramos una de ellas dejándola fina y la ponemos en un molde (no es necesario hacer la empanada en un molde pero a mi me gusta porque así queda mas recogida y mas perfecta pero la podemos hacer en la bandeja del horno sobre papel de hornear).
Sobre la masa ponemos la carne de perdiz desmigada y la cebolla, así queda la empanada más jugosa. Cubrimos con el resto de la masa estirada, sellamos los bordes presionando la masa con los dedos.
Pintamos con el huevo batido y horneamos hasta que esté dorada, unos 40 minutos, aunque dependerá del horno y si nos gusta mas o menos dorada.
¡ Vivieron felices y comieron perdices !
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